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Identidades se construye como un proyecto bajo soporte fotográfico en el que se reflexiona en torno a la dilución de la identidad en el contexto contemporáneo. Un rostro, una identidad, ocultos bajo una nube de píxeles, por tu seguridad, por tu privacidad, paradigma de libertad (paradójicamente), que deforman cualquier aspiración de especificidad, de adquirir una identidad propia; deforman el ser hasta dejar de serlo, convierten una persona, una vida, en una imagen casi icónica, destruyen lo maravilloso a la vez que elevan exponencialmente lo banal y lo cotidiano. A diferencia del antifaz, aquí no existe ese anhelo de anonimato del enmascarado. El símbolo del antifaz sigue vivo bajo las formas del pasamontañas, pero surgirá de forma paralela un nuevo elemento en la vida contemporánea reflejo de la sociedad. Una persona que es anulada bajo su propia voluntad, pero aun sin ser ella quien decide ocultarse o quien lo haga efectivo; una anulación que pretende protegerle, un escondite.

Todos creemos saber que no somos el personaje retratado, pero en cierto modo todos participamos de él, pues se adquieren una serie de roles empátcos con el desconocido que llevarán a trasladar a esa identidad, posible y no de hecho, la nuestra propia. Asaltan en ese momento dudas y preguntas acerca de qué rol asume el ciudadano actual en su sociedad, cómo se construye la identidad en relación con los demás, la masa, el individuo, el control, la libertad, etc. Aparece la necesidad de reclamar la Vida, abandonar el escondite

Nace el vértigo cuando se recapacita; los instantes de mayor incertidumbre, funambulismo en la cuerda floja, se dan cita en los altos en el camino, en las pausas que cuestionan el ritmo, en las dudas que cuestionan el dogma. Vértigo nace para hacer frente a la tranquilidad.