martes



LA REVOLUCION

En mi habitación la cama estaba aquí, el armario allá y en medio la mesa. Hasta que esto me aburrió. Puse entonces la cama allá y el armario aquí. Durante un tiempo me sentí animado por la novedad. Pero el aburrimiento acabó por volver. Llegué a la conclusión de que el origen del aburrimiento era la mesa, o mejor dicho, su situación central e inmutable. Trasladé la mesa allá y la cama en medio. El resultado fue inconformista. La novedad volvió a animarme, y mientras duró me conformé con la incomodidad inconformista que había causado. Pues sucedió que no podía dormir con la cara vuelta a la pared, lo que siempre había sido mi posición preferida. Pero al cabo de cierto tiempo la novedad dejó de ser tal y no quedo más que la incomodidad. Así que puse la cama aquí y el armario en medio. Esta vez el cambio fue radical. Ya que un armario en medio de una habitación es más que inconformista. Es vanguardista. Pero al cabo de cierto tiempo... Ah, si no fuera por ese «cierto tiempo». Para ser breve, el armario en medio también dejo de parecerme algo nuevo y extraordinario. Era necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión terminante. Si dentro de unos límites determinados no es posible ningún cambio verdadero, entonces hay que traspasar dichos límites. Cuando el inconformismo no es suficiente, cuando la vanguardia es ineficaz, hay que hacer una revolución. Decidí dormir en el armario. Cualquiera que haya intentado dormir en un armario, de pie, sabrá que semejante incomodidad no permite dormir en absoluto, por no hablar de la hinchazón de pies y de los dolores de columna. Sí, esa era la decisión correcta. Un éxito, una victoria total. Ya que esta vez «cierto tiempo» también se mostró impotente. Al cabo de cierto tiempo, pues, no sólo no llegué a acostumbrarme al cambio—es decir, el cambio seguía siendo un cambio—, sino que, al contrario, cada vez era más consciente de ese cambio, pues el dolor aumentaba a medida que pasaba el tiempo. De modo que todo habría ido perfectamente a no ser por mi capacidad de resistencia física, que resultó tener sus límites. Una noche no aguanté más. Salí del armario y me metí en la cama. Dormí tres días y tres noches de un tirón. Después puse el armario junto a la pared y la mesa en medio, porque el armario en medio me molestaba.

Ahora la cama está de nuevo aquí, el armario allá y la mesa en medio. Y cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fui revolucionario.

Mrozek, Slawomir



DIY

Intervención urbana

Madrid

2009

miércoles

Nace el vértigo cuando se recapacita; los instantes de mayor incertidumbre, funambulismo en la cuerda floja, se dan cita en los altos en el camino, en las pausas que cuestionan el ritmo, en las dudas que cuestionan el dogma. Vértigo nace para hacer frente a la tranquilidad.

Un día, un sujeto, decide saltar al vacío, comenzando así una suerte de viaje iniciático. Tomadas en la vía pública, reivindicando su valor como espacio de conocimiento, estas tres fotografías recogen varios estados del proceso, tanto a nivel metafórico como a nivel documental, actuando por tanto con carácter unitario a nivel conceptual y formal.


VÉRTIGO

Fotografía digital

30 x 45 cm.

2009

sábado




viernes

sábado


miércoles









Identidades se construye como un proyecto bajo soporte fotográfico en el que se reflexiona en torno a la dilución de la identidad en el contexto contemporáneo. Un rostro, una identidad, ocultos bajo una nube de píxeles, por tu seguridad, por tu privacidad, paradigma de libertad (paradójicamente), que deforman cualquier aspiración de especificidad, de adquirir una identidad propia; deforman el ser hasta dejar de serlo, convierten una persona, una vida, en una imagen casi icónica, destruyen lo maravilloso a la vez que elevan exponencialmente lo banal y lo cotidiano. A diferencia del antifaz, aquí no existe ese anhelo de anonimato del enmascarado. El símbolo del antifaz sigue vivo bajo las formas del pasamontañas, pero surgirá de forma paralela un nuevo elemento en la vida contemporánea reflejo de la sociedad. Una persona que es anulada bajo su propia voluntad, pero aun sin ser ella quien decide ocultarse o quien lo haga efectivo; una anulación que pretende protegerle, un escondite.

Todos creemos saber que no somos el personaje retratado, pero en cierto modo todos participamos de él, pues se adquieren una serie de roles empátcos con el desconocido que llevarán a trasladar a esa identidad, posible y no de hecho, la nuestra propia. Asaltan en ese momento dudas y preguntas acerca de qué rol asume el ciudadano actual en su sociedad, cómo se construye la identidad en relación con los demás, la masa, el individuo, el control, la libertad, etc. Aparece la necesidad de reclamar la Vida, abandonar el escondite

Nace el vértigo cuando se recapacita; los instantes de mayor incertidumbre, funambulismo en la cuerda floja, se dan cita en los altos en el camino, en las pausas que cuestionan el ritmo, en las dudas que cuestionan el dogma. Vértigo nace para hacer frente a la tranquilidad.



domingo